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viernes, 3 de diciembre de 2010

Espejo de mundos: ¿Y si…?

“Pronto el sol se pondría tras el cerro, aunque mientras tanto su oblicua luz rielaba contra los descuidados campos que crecían de un modo casi salvaje al otro lado de la carretera, junto a las ruinas del colegio. Al fondo de todo, la lejana sierra, coronada de nubes violáceas y anaranjadas, sobresalía de entre las ruinas de la ciudad recortándose tras las antiguas torres mudéjares y los campanarios medievales que tanto contrastaban con los modernos edificios, ahora semiderruidos y teñidos de tizne y hollín.

-Es curioso -dijo Lobo, mirando al horizonte-. Casi parece más hermosa ahora, cuando la vida la ha abandonado, y entre sus derruidas calles sólo queda sitio para el recuerdo. Sólo quedamos nosotros para ser testigos de tan macabra visión, testigos del dolor de tantas personas convertido en un instante en belleza pura, en un paisaje que parece ocultar tantos secretos… -dejó de hablar, y pareció sumirse en sus pensamientos, con la vista fija en el horizonte.”

Extracto de El rebaño del lobo


Los que conozcáis el contexto subyacente de la novela, la situación que lleva a los personajes a subsistir en semejante ambiente de destrucción, entenderéis fácilmente el por qué de esta entrada.

Los demás… si después de leer el artículo no os habéis hecho una idea de a qué me refiero, supongo que tendréis que esperar a leer El rebaño del lobo.

Pero entremos en materia…


Distopía, el futuro que muy pocos desean

A pesar de que yo uso el término de un modo bastante más ambiguo, como de costumbre os muestro la definición de los usuarios de Wikipedia, que quizá sea más neutral:

Una distopía, llamada también antiutopía, es una utopía perversa donde la realidad transcurre en términos opuestos a los de una sociedad ideal. El término fue acuñado como antónimo de utopía y se usa principalmente para hacer referencia a una sociedad ficticia (frecuentemente emplazada en el futuro cercano) donde las consecuencias de la manipulación y el adoctrinamiento masivo - generalmente a cargo de un Estado autoritario o totalitario - llevan al control absoluto, condicionamiento o exterminio de sus miembros bajo una fachada de benevolencia.

Entendemos pues la distopía como el antónimo de la utopía, como la especulación de un futuro negativo provocado por los errores del conjunto o una parte de la sociedad.

En resumen, una persona que buscase un ejemplo de distopía bien podría preguntarse lo siguiente: ¿Qué más podría pasar para que las cosas fuesen todavía peor, y de quién sería la maldita culpa?

Aunque, a decir verdad, el proceso suele ser algo distinto. La pregunta que parecen hacerse muchos escritores (y bien pensado no es algo con lo que cueste empatizar) es la siguiente: ¿Cuánto hay que exagerar los males de la sociedad actual para que la gente se dé cuenta de que hace las cosas mal (y haga, de paso, lo que yo quiero que haga)?

Por tanto es casi imposible examinar una distopía de cualquier autor sin encontrar un claro mensaje en uno u otro sentido, bien criticando a la sociedad contemporánea a la publicacion o bien a un aspecto concreto de esta. Puede parecer algo ladino o retorcido, pero no es más que una forma distinta de hacer llegar un determinado mensaje, el cual suele ser evidente a la mayoría. Cualquier mente mínimamente analítica y crítica puede extraer dicho mensaje, y después estar o no de acuerdo con él.

Así la distopía hace una labor prácticamente idéntica a la de la utopía: mientras que esta última muestra el mundo ideal para compararlo con los aspectos negativos del actual, la distopía da un paso más y nos muestra el extremo al que podría llegar la situación de no erradicar esos aspectos negativos de nuestra sociedad.

Pero el fin último en ambos casos es el mismo: sacar a relucir los defectos del presente.


Conclusión

Cuando contemplo la portada de uno de estos libros, a mí me gusta imaginar a un hombre de tez colorada y frente sudorosa, de rostro cansado, mirada despierta y voz apremiante. Se yergue sobre unas cuantas cajas cubiertas quizá con un paño de algún color, y en este instante le veo agitando las manos mientras grita a la muchedumbre que ha conseguido reunir: Escuchadme todos, creo que el mundo no debería funcionar así, y si no me creéis, mirad como serán las cosas si...

Parece pues lógico que la distopía haya evolucionado a partir de la utopía. Desde la milenaria República de Platón al INGSOC de Orwell, no dejan de ser moralejas, parábolas, modos de compartir pensamientos y lecciones mediante el sutil uso de narraciones, de historias.

Un poco más elaboradas que la fábula de la liebre y la tortuga, sí; pero con la misma esencia.

6 comentarios:

  1. Precioso el extracto del libro. No conocía el término de distopía, asi que algo más que he aprendido.

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  2. Buen extracto y buena entrada.

    Atención, pregunta: ¿Cuál es el extracto sociocultural de Lobo? >:-)

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  3. Una palabra que la RAE debería indexar, pensaba que ucronía tampoco estaba y acabo de comprobar que sí la han metido.
    A mí me gusta mucho la de Bradbury: "Fahrenheit 451"

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  4. Me encantan las distopías (sólo conozco el término desde una reciente entrada de Watson), aunque detesto las de tono moralista excesivo o las que no están bien engranadas con el poresente y se ven irreales.

    Está claro que tu novela transcurre en una distopía, pero ¿se trata de un ambiente en el que se desarrolla la trama o es el centro de la novela el explicar cómo se ha llegado a esa situación?

    Buen libro.

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  5. Desconocía que la RAE no hubiese indexado esta palabra, qué curioso.
    A mí también me gusta mucho la novela de Bradbury, como muchas otras del género.

    En cuanto a mi novela, si se trata de una distopía en el sentido estricto del término es algo difícil de precisar. La trama se desarrolla en mitad de una profunda situación de cambio a nivel global, y hasta aquí puedo leer; prefiero mantener el secreto al menos un poco más. ;-)

    De nuevo, gracias a todos por vuestros comentarios

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  6. Me gusta leer fragmentos de tu novela y gracias por la aclaración del término.

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